
Víctor Frankl nació en Viena, Austria, el 26 de mayo de 1905, en 1930 logró su doctorado en medicina y en 1938 fue nombrado Jefe del Departamento de Neurología del hospital Rothschild en Viena durante la ocupación Nazi.
Debido a su origen judío, él y sus padres fueron deportados en 1942 a un campo de concentración cercano a Praga, el Theresienstadt.
Frankl sobrevivió al holocausto, incluso tras haber estado en cuatro campos de concentración nazis, incluyendo el de Auschwitz, desde 1942 hasta 1945.
Tras su liberación, regresó a Viena. En 1945 escribió su famoso libro "El hombre en busca de sentido", donde describe la vida del prisionero de un campo de concentración desde la perspectiva de un psiquiatra. En esta obra expone que, incluso en las condiciones más extremas de deshumanización y sufrimiento, el hombre debe encontrar una razón para vivir, basada en su dimensión espiritual.
Difiere de Freud, quien consideraba que la búsqueda de placer era la raíz de toda motivación humana, y de Adler quien postulaba que la principal motivación era la voluntad de poder.
Frases Célebres
de
Víctor Frankl
Al hombre se le puede arrebatar todo excepto una cosa …
Su libertad para elegir la actitud que va a adoptar para enfrentar cualquier situación y decidir su propio camino
Muchas veces no podemos elegir las circunstancias que nos rodean pero siempre podremos elegir nuestro comportamiento ante ellas.
Debemos aprender por nosotros mismos que en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de nosotros para que tenga un sentido.
Lo primordial es estar siempre dirigido hacia algo o alguien distinto de uno mismo.
Hacia un sentido que cumplir, una causa a la cual servir o una persona a la cual amar, eso es lo que da el verdadero sentido a la vida
El sentido de la vida es diferente para cada individuo, no podemos decir que hay un sentido general para la vida de todas las personas.
No hay que estar esperando que la vida te de su sentido.
Busquemos lo que la vida espera de nosotros y nos reclama continuamente
y respondamos no con palabras sino con acciones firmes y decididas para cumplir nuestra misión.
No busquemos como primer objetivo sentirnos bien , busquemos primero un sentido para nuestra vida mediante la realización de valores y entonces el estar y sentirse bien vendrá por añadidura.
La felicidad no está al final del camino sino después de cada acción realizada con sentido y por alguien tanto si nos necesita, como si no nos necesita .
Al final lo que importa es dar testimonio de la mejor y más exclusiva potencialidad humana:
El poder que tenemos de transformar la tragedia, la enfermedad y el fracaso en un triunfo personal y en un logro humano.