Así fue como Key Lu, el hijo de Chang Fey comenzó su viaje hacia el templo de los Monjes Shaolin. Key Lu no solo era un joven fuerte y gallardo sino que estaba dotado de una inteligencia superior y criado con esmero por su padre, contaba con una buena dosis de cultura y experiencia lo que le proporcionaba una positiva autoestima y confianza en sus propias fuerzas.
A decir verdad no entendía las razones de su padre para enviarlo, bien podría retirarse y dejarle a cargo del negocio, pero obediente y respetuoso de las tradiciones aceptó el mandato paterno y emprendió su viaje.
Al tercer día de peregrinaje se encontró con un aciano que caminaba lentamente delante de él. Cuando se pusieron a la par el anciano le preguntó afablemente .
- ¿Tu también te diriges al Sur, vas lejos ?- Si anciano, me dirijo al templo Shaolin, voy allí a aprender. El anciano evaluó su figura mirándolo detenida y respetuosamente . - ¡ Ah ! - dijo - Que sabia decisión has tomado. ¿ Y sabes ? yo también voy al mismo lugar, también a aprender, es notable como a pesar de las diferentes edades nuestros caminos se encuentran en este punto. ¿ No quisieras ser mi compañero de viaje?.
- Lo siento, me agradaría acompañarte, pero yo marcho más a prisa que tu. Me demorarías bastante . - Lejos de mi intención perturbarte, pero dime ¿ por que marchas de prisa?. - Bueno - lo ilógico de la pregunta sorprendió a Key Lu - Es mi forma de andar he andado siempre así. - Es una razón - El anciano meneo la cabeza - Pero se me ocurre que así te pierdes algunas cosas del camino. Dicen que viajar enseña, más una cosa es viajar y otra es tratar de llegar.
Key Lu acusó el impacto de la observación. A decir verdad desde que salió, nada extraordinario le había ocurrido que pudiera computar como un nuevo conocimiento. No había estado viajando, solo tratando de llegar, no obstante repuso. - Es cierto lo que dices, pero pienso que cuanto antes llegue al monasterio, antes comenzaré a recibir enseñanzas. Tu caminas lentamente ¿lo haces para aprender del camino o porque tu cuerpo no te permite ir mas rápido?.
El anciano volvió a menear la cabeza y sonrió afirmativamente - ¡Cuanta razón hay en tus palabras! ¿Ves? el camino nos permite a ambos aprender y gozar de esta conversación. ¡Quién sabe cuanto tardaríamos en el Monasterio en llegar a acceder a la sabiduría que nos ofrece este momento!
- Yo camino lentamente es verdad, y en cierto modo es justo que nuestros cuerpos sabios como son nos ofrezcan modalidades diferentes. A mi edad creo que las enseñanzas que me esperan son las de gozar de las pequeñas cosas, y así mi respuesta es ambas: Mi cuerpo no me permite caminar más rápido, y además me dice: "a lo largo del camino toma tu tiempo para oler las flores". Así entonces ¿quien de los dos comienza antes a recibir enseñanzas? ¿Tu tratando del llegar más rápido al Monasterio o yo que llegaré después pero habiendo gozado de todas las compañías que me brinda el sendero ?
Key Lu convino en cambiar de criterio, no sabía bien pero el anciano le caía simpático y probablemente su compañía le haría más llevadero el largo viaje - Tienes razón - dijo recordando los últimos días - El que corre no aprende - Y el que aprende deja de correr - Completó el anciano.
Del libro La Ceremonia del Te y La calidad de vida
Autor Carlos Farré