

La idea de iniciar este blog me surge porque creo que es un muy buen medio para compartir emociones, sentimientos, sensaciones, opiniones, ideas, sugerencias, discrepancias y tantas cosas que en muchas ocasiones dejamos en el tintero porque no sabemos o no tenemos con quien comentarlas. Espero que les guste esta modesta intención.
Erase una vez una ranita que nadaba tranquilamente en una cacerola llena de agua fría. Un pequeño fuego se enciende bajo la cacerola, el agua se va poniendo tibia poco a poco, lo que la ranita encuentra más bien agradable, y sigue nadando. Al cabo de un tiempo, el agua está caliente y ella un poco cansada, pero no asustada. Con el agua más caliente aún, la ranita encuentra aquello desagradable ya, pero está muy debilitada, se aguanta y no hace nada. Y la temperatura sigue subiendo…, hasta que la ranita termina simplemente cocinándose y muriendo
(desconozco el autor)
Esto demuestra que, cuando un cambio viene de un modo suficientemente lento escapa a la conciencia, y no provoca en la mayor parte de los casos ninguna reacción, ninguna oposición, ninguna revuelta
Hoy sembraré una sonrisa… para que haya mas alegría. Hoy sembraré una palabra consoladora… para cosechar serenidad. Hoy sembraré palabras y gestos de verdad… para que no crezca la mentira. Hoy sembraré serenidad de acciones… para colaborar con la paz. Hoy sembraré un gesto pacífico… para que haya menos nervios y dolores en las mentes y corazones. Hoy sembraré en mi mente una buena lectura… para el gozo de mi espíritu y el beneficio de los que me rodean. Hoy sembraré justicia en mis gestos y palabras… para que reine la verdad. Hoy sembraré un gesto de caridad… para que haya más amor. Hoy sembraré un gesto de delicadeza… para que haya más bondad. Hoy sembraré una oración… para que el hombre esté más cerca de Dios.
Si cada uno de nosotros sembramos en el día de hoy, al menos una de estas semillas, posiblemente podamos mirarnos como verdaderos Hermanos, Hijos de un mismo DIOS y colaboradores de un mundo más humano.
La vida es un jardín; lo que siembres en ella, eso te devolverá. Así que elige semillas buenas, riégalas y con seguridad tendrás las flores más bellas.
No tomes las tormentas como castigos. Piensa que los vientos fuertes harán que tus raíces se hagan más profundas para que tu rosal resista mejor lo que habrá de venir.
Cuando tus hojas caigan, no te lamentes; serán tu propio abono, reverdecerás y tendrás flores nuevas. Sonríe, abre tus ramas agradecidas hacia el sol y siente la suave brisa.
(desconozco el autor)